martes, 19 de noviembre de 2013

Una incertidumbre planificada

Por Luis Arturo Ortiz
Agosto 2013

Estaban abrazados por el majestuoso tepuy el día 26; ella lloraba sin parar. Un conjunto de palabras rodeaba aquella situación haciendo del entorno un espacio confuso.
La sabiduría de la Madre de las Aguas sirvió de catalizador para la desconcertante ópera. Esta función se arropaba con sábanas de vagos análisis recostados cada uno sobre almohadas de amorosas histerias.
Todos conmovidos por aquella escena, eran espectadores omniscientes en el majestuoso anfiteatro del Roraima.
Nihil y Tano eran los principales actores de aquella sincera representación.
Un grupo de veinte personas aproximadamente había emprendido un viaje desde Caracas para recorrer todo el territorio nacional. El viaje duraría alrededor de 30 días con un recorrido contrario a  la trayectoria descrita por las agujas del reloj.
Para el día 1, Nihil se vistió como la mayoría de sus días: con atuendos armoniosos de felicidad. Era difícil no contagiarse de ese ser jubiloso, decorado de libertad, vanagloriado de emoción.
Así había vivido sus años, así la habían criado. Sus acciones, sus decisiones, sus abrazos, sus sonrisas… todas poseían significados trascendentales. Su relación con Tano también formaba parte de su providencia.
El viaje había iniciado con un aura de agradables energías. Varios amigos de Tano componían el grupo de viaje, todos ellos con el objetivo de captar bellezas visuales de cada rincón del territorio.
Olores matutinos de diferentes zonas sellaban con personalidad sus visitas.
La dulzura salada de las costas, el sólido trigo de los llanos, el verde penetrante de las selvas, sin lugar a dudas el paraíso existía y su semejanza se aproximaba a los Campos Elíseos que en algún momento fueron venerados.
Sin duda este sería un viaje que jamás iban a olvidar.
Tano –joven, decidido, buen estratega  y excelente amigo- se encargó de realizar la planificación de todo el viaje.  Mientras diseñaba aquel periplo con intrigantes proyecciones, enfocaba su atención en cada lugar por explorar.
La imaginación de Tano servía como herramienta para edificar vivencias que aceleraban poco a poco su respirar. Su proceso deconstrucción se basaba en cuatro pasos sencillos:
Primero se encargaba de realizar la mezcla del conglomerante con ideas y suposiciones que le generaba el lugar.
Haciendo uso de su hormigón onírico, hacía rotar la mezcla durante diez minutos para retrasar su fraguado mental.
Para ello se encargaba de cerrar sus ojos durante ese lapso de tiempo; Luego procedía a conseguir la materia prima de sus sentimientos, los cuales sirven para cimentar la obra. Este paso no era sencillo, ya que disponía de muchos componentes, lo cual generaba confusión en su elección.
Sin embargo no le generaba mayor preocupación, porque lograba hallarlos con buen ojo no importa cuán difícil era.
Con ello se encargaba de ubicarlos de manera ordenada en la sala de materiales; Una vez organizados, Tano procedía a verter la mezcla –con gran meticulosidad- en cada pieza.
Con esto lograba fortalecer sus ideas con sentimientos.
Este paso es el más importante de todos, ya que de no realizarse con cuidadosa minuciosidad, la estructura no sería estable y los resultados deseados no generarían el ambiente apropiado; Por último colocabaestos adobes afectivos uno encima del otro.
Mientras colocaba cada uno de ellos, buscaba imaginar el sabor que le producía aquel elixir color canela de la región en la que pensaba.
Los olores con cuerpos nativos de aquel lugar sentaban precedente al ubicar esos elementos de construcción.
Esa esencia maderada, ese sabor colorido, ese amargo acaramelado que imaginaba recorrer por su paladar. Todo tenía sentido en cada visita con solo pensar en el sabor del café de hogar.
Ese café local le proveía información tal que ni los mismos libros de historia, ni la misma gente de la región le podría brindar.
Compartir tal placer con Nihil era como nadar entre nubes.
El la conocía muy bien. Sabía de la divinidad inquieta de esos momentos.
Los placeres no son altruistas, y saber que éste no tenía nada que ver con egoísmo lo convertía en algo más que placer. La providencia haría de las suyas y así como aquello era algo más que placer, ellos serían más que una pareja.
Para el día 15 todos se encontraban en la Península de Paraguaná en un pequeño conjunto residencial de antiguas casas petroleras ubicadas en Cardón.
En este curioso espacio del pueblo, hicieron vida varias familias de ingenieros mecánicos y petroquímicos de diferentes nacionalidades. Por eso existían adornos poco comunes que ornamentaban los espacios internos de cada casa.
La idea era estar despiertos a las 8:00am para desayunar y luego enrumbarse a las 9:30 am a las purpúreas aguas de Cumaraguas.
El día 14 Nihil propuso realizar una actividad para esta visita, la cual poseía las siguientes instrucciones:
·         Todos estar cinco horas en silencio.
·         Las parejas tenían que aislarse en el lugar.
·         La comunicación entre parejas debía ser mínima. Evitar las insinuaciones de comunicación es vital.
·         Cada uno dispondrá de una libreta en la que anotará o dibujará sus experiencias cuando considere.
·         No es válido utilizar la libreta para comunicarse.
Ya comenzada la actividad, el silencio abordaba el mundo material de aquellos viajeros.
“Estos 15 días han sido maravillosos” –pensaba Nihil-, sin embargo notó algo extraño que no logró figurar.
Ella observaba cómo el resplandor de Tano poseía una conexión sinigual con aquel lugar: El violeta de las aguas, el rosado de su energía y todo el amarillo liberador.
El aura de Tano mantenía un diálogo silente con la naturaleza, mientras el monólogo visual de Nihil buscaba responder a la incertidumbre de tal acto: Cinco dedos en el agua, una palma en el aire, dos ojos abrazando el infinito.
La posición reflexiva de aquel hombre de halos transmitían a la dama mensajes carentes de forma.
Mensajes de la susurrados por la brisa, postrados en sus oídos cuál madre recostando a su bebe en la cuna.
Ella sabía lo que significaba ese acto. Ella sabía y evitaba saberlo. Ella sabía y prefería obviarlo. Ella sabía desde el primer día. Ella sabía desde el día de la brisa. Ella sabía y no quiso enfrentarlo.
La peregrinación suponía durar una semana y ya para el día 25 había trascurrido más de la mitad.
Nihil mantuvo presente aquella imagen de las salinas intacta.
Durante todo el viaje - después de aquel extraño día- buscó maneras para comunicarle tales inquietudes a su pareja de vida.
Tano se mostraba con taciturnas alegrías durante el peregrinaje, todas dignas de su personalidad laureada en incertidumbres.
El transcurso de este día al siguiente transmutó con lentitud manifestando el espacio con nubes grises que, bajo ambientes sombríos, propiciaban densas brisas ciclotímicas.  
Abrazados por el majestuoso tepuy el día 26, ella lloraba sinparar.
Ya ella sabía por sus palabras cuál era la situación.
El entorno ya no era un espacio confuso.
La sabiduría de la Madre de las Aguas sirvió de catalizador para que el hombre hablara.
Esta función se arropaba de certezas  ya estudiadas y pensadas… pero jamás comentadas.
Todos conmovidos por aquella escena, eran espectadores omniscientes en el majestuoso anfiteatro del Roraima.
Nihil cargaba el rostro azul de su amado Tano, y un anillo para ella en su pálida mano.